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El deporte, un buen aliado contra el cáncer

Muchas veces se insiste en la importancia de una actitud positiva en la lucha contra el cáncer. Y es que cuando alguien se enfrenta a esta enfermedad, de entrada se le viene el mundo encima, pero no hay tiempo que perder y hay que hacer acopio de todo el optimismo posible para afrontar de mejor manera el camino que, seguro, queda por delante...

Y un buen aliado que nos dé vitalidad y fuerza de voluntad es el deporte. Está más que demostrado que la práctica de ejercicio físico es beneficiosa para el paciente oncológico: “Los principales beneficios del ejercicio físico para el paciente oncológico son fundamentalmente cuatro: mejora de las defensas del organismo, ayudando a la recuperación y evitando complicaciones clínicas colaterales; mejora en la motivación personal y, por ende, de la autoestima; incremento en las relaciones sociales y mayor capacidad de empatía; y aumento del bienestar personal y de la felicidad”.

Según este experto, ante la enfermedad caben tres actitudes: pesimista, optimista en exceso o proactiva. “Una actitud negativa favorece la aparición de la depresión. Una actitud en exceso optimista puede llevar a estados maníacos, desajustados y desequilibrados. Mientas que una actitud proactiva del paciente oncológico facilita su recuperación clínica”.

“Gracias al deporte, el paciente puede hacer frente a las alteraciones corporales físicas y no físicas asociadas a su enfermedad y tratamientos, y alcanzar un estado emocional positivo, experimentando cómo evoluciona su cuerpo con el ejercicio, palparlo y compartir su corporalidad con los demás”.

Hacer frente a la fatiga
La fatiga es  “una de las quejas más comunes de las personas diagnosticadas de cáncer y de los supervivientes de esta enfermedad”.

Este síntoma aparece especialmente en los individuos que se encuentran bajo tratamiento. De hecho, “la mayoría de los pacientes oncológicos sufre fatiga durante y después de la quimioterapia, de la radioterapia y/o de la terapia hormonal”. La inactividad también “parece ser uno de los desencadenantes de la fatiga, la debilidad y la pérdida de capacidades funcionales, así como de la disminución de la calidad de vida que experimentan los pacientes y los supervivientes de esta enfermedad”.

“El ejercicio puede utilizarse durante y después de las terapias que tratan el cáncer: no debemos esperar a ser superviviente para empezar un programa de ejercicio adaptado e individualizado”, al tiempo que asegura que el ejercicio debe adaptarse a las circunstancias del enfermo y de la enfermedad “y para ello el conocimiento de la patología es fundamental”.

Aumenta el número de pacientes oncológicos
“El envejecimiento de la población y la mayor supervivencia de los enfermos con cáncer han supuesto un aumento significativo del número de pacientes con esta patología. Cada año, aumenta su incidencia en nuestro país, pero al mismo tiempo afortunadamente disminuye también su mortalidad, lo cual refleja los avances conseguidos en el diagnóstico precoz y el tratamiento”.


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